En los fondos de pensiones hay mucho dinero y eso es siempre como miel para los políticos populistas que nunca desaparecerán y para los gobernantes rateros, como en Argentina, que sin más ni más se volaron los fondos de sus propios ciudadanos.
Los beneficios del sistema de aportes a cuentas privadas han probado largamente ser una de las reformas más importante de la seguridad social en el mundo. Si muchos países aún no entran, es porque no se animan a dejar el indebido usufructo de los fondos de reparto que los estados usan a su libre albedrío.
Los sistemas de acumulación privados generan una mejor esperanza de contar con una pensión razonable. Para empezar en el Perú, no exigen aportes de 20 años para efectivizarse como pensiones, retornan lo que se haya aportado con su respectivo interés. Además de la protección individual para alguien que entre al sistema de joven y no se salga, que es muy importante como retorno, están los beneficios más macro, como la formación de ahorro nacional, el desarrollo del mercado de capitales y la capacidad de movilizar inversiones locales de largo plazo, en consonancia con la naturaleza de las pensiones.
Pero el sistema en el Perú tiene un muy peligroso talón de Aquiles. Solo forman parte del sistema una proporción menor de la población económicamente activa, básicamente los que tienen trabajo formal y, además, una parte de los aportantes sigue en la ONP, un sistema quebrado que requiere el soporte público y donde, de no aportarsedurante 20 años, se puede perder el íntegro de los aportes y finalmente están sujetos a la pensión mínima, que nunca será suficiente para una jubilación decente. O sea, esta gente está jugando un partido perdedor.
El mayor problema para universalizar las afiliaciones es la composición laboral de los peruanos, donde prima la informalidad y el trabajo independiente. Está claramente probado que es sumamente difícil, si no imposible, incorporar a esta población al sistema tal como está establecido.
Por lo tanto, o nos resignamos a vivir rodeados de tiburones que acechan cada vez que tienen la oportunidad o, buscamos una solución ‘fuera del cuadrado’, una salida imaginativa que, además, puede generar otros beneficios.
Propuesta: Crear un sistema de aportes basado en el canje de una parte de los pagos que por IGV hacen todos los peruanos. Digamos, como ejemplo, que se pueda canjear el 5% de los pagos de IGV efectuados por las personas naturales y abonarlos a las cuentas individuales de cada trabajador en la AFP de su elección.
Análisis:
- Afiliación: Se universalizarían los aportes al sistema, pues sería muy extraño que un solo ciudadano no quiera efectivizar el canje del IGV por un aporte a una pensión que se recibiría (incrementada con intereses) de todas maneras, algún día.
- Costo fiscal: El Estado estaría cediendo una fracción importante del IGV nominal. Sin embargo, dado que la naturaleza del mercado laboral determina un alto nivel de pérdida de recaudación del IGV por evasión y una presiones políticas para mantener fuera del sistema una serie de elementos, como alimentos, que rompen la cadena de valor agregado, los canjes por aportes a los fondos de pensiones generarían un tremendo incentivo de formalización y, seguramente, se recuperaría una parte importante del sacrificio de recaudación nominal,vía formalización.
- ONP: Se podría trasladar a los aportantes de la actual ONP a algún fondo privado y así mejorar la esperanza de pensiones de mucha gente y poner límite al déficit previsional creciente que afronta la República, compensando parte del sacrificio de la recaudación de IGV.
- Macro: Se potenciarían los impactos macro positivos del sistema.
- Formalización: Se iniciaría un camino sólido de formalización del trabajo en nuestra sociedad.
- Protección política: Al masificarse la pertenencia al sistema, se alejaría a los tiburones de la política barata, que tendrían el escollo de la barrera infranqueable de todos los trabajadores peruanos, formales e informales.
Esta propuesta ya la hemos hecho antes en Lampadia, ver: El IGV como aporte al Fondo de Pensiones y formalización del empleo y Propuestas para mejorar el sistema. Pero la obsesión con la búsqueda de soluciones óptimas a impedido implantar una estrategia efectiva para el logro del objetivo central de un sistema de pensiones: Cobertura universal con una pensión razonable y protegida de los avatares políticos del país.
Esperamos que, ahora que los candidatos están empezando la última fase del juego de: “quien es más populista”, podamos hacer un esfuerzo de realismo y analizar y, debatir esta propuesta o soluciones de esta misma naturaleza. Lampadia