¿Cómo será el Perú en unos 20 años? Dependerá, sin duda, del desempeño de la nueva generación, los Millenials, jóvenes nacidos entre 1980 y el 2001, que traen consigo nuevos paradigmas, ideas y maneras de pensar, están dispuestos a revolucionar el mundo actual y tienen la capacidad de lograrlo.
Entre toda Sudamérica, el Perú se ha destacado por un crecimiento alto y sostenido. Este logro lo ha alcanzando, en gran medida, por una combinación de fundamentos sólidos y su “bono” demográfico. Diversos estudios como la publicación “The World in 2050” de HSBC, proyectan un crecimiento promedio anual de 5.5 % en los próximos 40 años. Otro estudio, realizado por una decena de profesores del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (“El Perú hacia el 2062”), afirma que la tasa estimada de crecimiento promedio anual del PBI entre 2012 y 2024 es de 5.63%, con lo cual el tamaño de la economía peruana en el 2024 sería de más de 350,000 millones de dólares PPP de 1990 y el ingreso per cápita superaría los 10,000 dólares PPP de 1990.
Este crecimiento tiene que ser una responsabilidad del Estado, el sector privado y su fuerza laboral que estará conformada por la llamada Generación Y o Millenials. Ellos serán los siguientes líderes del país. El entender como son nos permitirá esbozar una mejor visión del futuro.
Estos jóvenes, considerados rápidos y prácticos, con una visión muy diferente a la actual y altamente integrados a la tecnología, traen consigo grandes cambios que ya se pueden observar en los mercados de consumo. Los miembros de esta generación han sido clasificados con diversas etiquetas positivas y negativas, pero su fuerza en el mercado es innegable, y su innovación, indiscutible. No cabe duda que seguirán retando al mundo con cambios de paradigmas en todos los ámbitos.
Los millenials, entre sus principales atributos, tienen la ventaja de haber crecido con una gran familiaridad con la tecnología y en un mundo globalizado, cambiante y diverso. Tienen una gran facilidad para adaptarse a distintas situaciones y enfrentarse a nuevos retos, desarrollando soluciones creativas con gran velocidad y destreza, ayudados por la avanzada tecnología a la que están acostumbrados. Y es gracias a esta que son capaces de tomar decisiones más informadas, teniendo amplias bases de datos y herramientas.
Son una generación global. “Son ciudadanos del mundo, hacen negocios y se conectan con el mundo a través de la tecnología, son mucho más globalizados” Carlos Heeren, director y gerente general de UTEC en un artículo para El Comercio. Tienen una noción diferente del mundo, no tan segmentada por límites territoriales o culturales, sino forman parte de un mismo mundo, principalmente por tener más en común con sus iguales globales. Problemas de medio ambiente, de cambio climático y hasta políticos, son preocupaciones que hacen comunes, y todos están enterados, algo que no sucedía antes.
Asimismo, han aprendido de errores pasados, principalmente la crisis del 2008 y el desencanto con Wall Street, entidades reguladoras, bancos y empresas privadas, por lo que son desconfiados de entidades públicas y privadas, volviéndolos propensos a creer en la necesidad de regular y supervisar una correcta administración de los recursos y del poder. Esta generación fue testigo del descalabro de diversas entidades, por lo se considera que el sector financiero es la industria que más va a experimentar una disrupción en su modelo de negocio, según el estudio “Millenial Disruption Index”(Índice de Disrupción Milenial) por Viacom Media Networks.
Este estudio también afirma que el sector financiero es la industria que podría sufrir los mayores cambios en el futuro. Esta desconfianza es tal, que consideran un futuro sin bancos, y piensan en la posibilidad de una manera diferente de consumo, online, tal vez liderado por empresas como Google, Amazon, Apple o PayPal. Todo apunta a un cambio inimaginable en el futuro de la banca.
También, tienen una apreciación muy grande por la responsabilidad social, la justicia y la igualdad y buscan soluciones con resultados positivos para todos los involucrados, siendo fieles a sus valores y creencias.
No se puede dejar de mencionar que parte de sus ventajas se debe al legado de la generación anterior, en la que se empezó a masificar la educación de calidad, que le dio a los millenials una base muy importante de conocimientos e instrumentos. Esto, alimentado con la ambición y competitividad que los caracteriza, ha formado a una generación educada, culta y capaz. La tecnología, también, es un legado, integrado por la generación Y, y utilizada como base de sus capacidades.
Sin embargo, por sus mismas habilidades y autosuficiencia, carecen de miedo al riesgo, y al cambio, diferenciándolos de una generación más conservadora y cautelosa. Son personas con grandes especializaciones, muchos cartones y diplomas, pero sin tanta experiencia, como la vivida por quienes han sufrido la hiperinflación, el terrorismo y regímenes militares. Tal vez ésta sea su mayor debilidad, ya que la realidad puede ser muy diferente a los libros, como comenta Heeren, al comparar la experiencia de un gerente general de 50 años hace un tiempo con uno de 35, con muchos logros académicos e inteligencia, pero menos experiencia laboral.
Esta falta de años en el mundo real puede ser una debilidad a un nivel global. La constante desilusión y crítica contra casi todos los líderes actuales, ha dejado una generación huérfana de dirección.
Esta nueva generación va a causar un cambio pragmático en la gobernanza. Han sido denominados por David Burstein, escritor de “Cómo los Millenials están formando el mundo’ , miembro de la generación Y, como idealistas pragmáticos, una combinación extraña pero tal vez perfecta para solucionar los problemas actuales: utilizando los ideales sociales de cambio, pero buscando planes y estrategias concretas a nivel público y privado para lograrlos. Tal vez sean la receta perfecta. Lampadia