María Alejandra Zegarra Díaz** para Lampadia
En este momento que las alarmas se prenden debido al frenazo de la economía (ver Volvamos a prender los motores de la economía). Esta situación hace urgente reactivar los proyectos mineros hoy paralizados. El artículo de María Alejandra Zegarra (resume los resultados de su investigación «The contribution of mining in Peru: 2013-2024» elaborado por esta economista con el auspicio de la Beca Cesco-CRU), demuestra el beneficioso impacto que tendría en la vida de los peruanos si todas las inversiones mineras se pusieran en marcha. Como señala: “Estos resultados muestran diáfanamente el enorme costo de demorar o atrasar las inversiones mineras. No parece haber otra actividad económica con un aporte macroeconómico potencial tan positivo como la minería”. Es hora, pues de que dejemos de dispararnos al pie y prendamos los motores. Lampadia
La cartera de inversiones mineras asciende a 60 mil millones de dólares hasta el 2021 de acuerdo al MINEM. Son un total de 47 proyectos, de los cuales 32 son de extracción de cobre. La mayor parte de las inversiones proviene de China (20.4%), Estados Unidos (15.8%) y Canadá (12.3%); tan sólo el 7.2% de la cartera estaría financiada con capital peruano. Estas inversiones podrían alcanzar una participación en el PBI nominal de 3.5% en el 2014 y el 2.8% en el 2015, años previos a la apertura de los dos proyectos mineros más importantes: Las Bambas y Cerro Verde.
De concretarse todos los programas de inversión, la producción de cobre podría incrementarse en 140% para el 2024, equivalente a un ritmo de crecimiento promedio anual de 28%. Aproximadamente el 64% de la nueva producción de cobre se ubicará en el sur del país.
Sobre la base de la tabla insumo-producto del 2007 construida por el INEI he calculado el multiplicador de la minería. Los resultados sugieren que por cada dólar de exportación minera, el PBI tiene un incremento adicional de 0.56 dólares. Esta cifra comprende el impacto inicial de las exportaciones, el del consumo y la reinversión. Bajo el supuesto de una tasa de crecimiento anual en el PBI de 5.4%, tan sólo el efecto directo de la producción minera adicional representaría 3.3% del PBI en el 2015, mientras que el efecto total, el 5.2%. La balanza comercial relacionada con la producción minera adicional presentará una tendencia negativa hasta el 2020. Ello se debe a que en las fases iniciales de inversión aumentan las importaciones de maquinaria y equipo sin que aumente el valor de la producción exportable. Los impuestos de la producción adicional de cobre representarían en el 2015 el 22.1% del total de la recaudación tributaria minera en el 2013.
En suma, las inversiones mineras tendrían un impacto macroeconómico apreciable hasta el 2024. Bajo supuestos conservadores, estas inversiones agregarían alrededor de 2 puntos porcentuales a la tasa de crecimiento del PBI. Por otro lado, las inversiones incrementarían el aporte de la minería al fisco en 143% hasta el 2024.
Estos resultados muestran diáfanamente el enorme costo de demorar o atrasar las inversiones mineras. No parece haber otra actividad económica con un aporte macroeconómico potencial tan positivo como la minería. Frenar las inversiones sería además frenar el desarrollo regional pues la minería es una actividad económica descentralizada por antonomasia. Finalmente, el aporte tributario de la minería puede servirnos para financiar bienes públicos esenciales que tanto necesita el Perú.
* Resumen para Lampadia realizado por la autora del siguiente documento: «The contribution of mining in Peru: 2013-2024»
**Asistente del Área de Macroeconomía de la Universidad del Pacífico